Descuartizamiento, son infinitas las modalidades de este suplicio. En su forma más común y elemental, cada miembro era atado a un caballo, y a continuación, todos los caballos eran puestos a tirar en direcciones diametralmente opuestas hasta la separación de brazos y piernas del tronco, pero el verdugo tenía que cortar tendones y músculos: el cuerpo humano es tenaz. A mentido las víctimas sufrían otras amputaciones: si era un hombre se le castraba, y si se trataba de una mujer, se le cortaban los senos. Descuartizar el pecho y arrancar el corazón eran actos complementarios muy comunes.
Otra forma de descuartizamiento era la amputación de los cuatro miembros principales con hacha. Otra modalidad más era la de ahorcar a la víctima hasta dejarla moribunda, para a continuación reanimarla y proceder al descuartizamiento con hacha, además de castrarla y arrancarle las vísceras para terminar decapitándola. Los restos eran después quemados o arrojados a los perros.
Se aplicaba sobre todo como castigo para los casos de regicidio, aunque sólo hubieran sido una tentativa. El último caso tuvo lugar en Cracovia en 1808.